Vivo con el temor constante de que las persianas
de mi cuarto se acabarán de romper y mi mundo, mi palacio de sueños será
destruido. Bueno sí, algo normal teniendo en cuenta que las persianas tienen
más de treinta años y hacen un ruido muy raro cada vez que se suben o bajan,
como si de un momento a otro se fueran a caer.
Pero no estoy aquí para hablar de las malditas
persianas de mi habitación, ni de los vampiros de Meyer, ni del área 51, ni de
que mi vida se está pasando mientras te cuento mi vida a ti, persona cotilla a
la que no conozco de nada. ¡No! Estoy aquí para presentarme y hablar un
poco de mí en este intento de prólogo.
Antes de nada considero que te hago un favor
advirtiéndote sobre los términos de salud y seguridad, sí, ya sabes, esos
términos que salen en las instrucciones de cualquier tontería que te compres en
la teletienda y que siempre tiras a la basura sin haber leído una línea.
Y en base que sé que esto a nadie le importa,
seré breve: Si vas a leer los relatos de mi vida que relataré a continuación te
recomiendo que lo hagas con moderación en caso de no tener un sentido del humor
tan agudizado como el mío porque de lo contrario, podrías acabar desarrollando,
con el paso de los capítulos, cierta repugnancia hacia mi persona que quieras
que no, es preferible evitar.
Dicho esto, vamos al caso. Mi nombre es Stella. Por
otro lado, mis padres y demás familia cercana me llaman "la niña"
pasándose por donde yo me sé que ya no soy tan niña como lo era antes. Y en
cuanto a los desconocidos se limitan a dirigirse a mí con el muy recurrido:
"¡Eh, tú!"
Tú puedes llamarme como te pete, total lo más
probable es que no nos conozcamos en la vida.
Vivo en un barrio tranquilo, en una ciudad cuyo
nombre es aún más anónimo que el mío. Vaya que si vas a LA y preguntas te
mirarán con cara de: "Ésta viene de otro planeta" y no sólo porque
hable español.
No soy rara sino excéntrica, cosa que nadie
creerá pero he de decirlo igual por si cuela.
En esta novela, diario o lo que sea porque ni yo
tengo claro qué es, voy a contarte lo que hago y dejo de hacer. A quien conozco
y a quién no. A qué sitios voy y a donde quiero ir. Lo único que omitiré serán
mis pausas para ir al baño ya que eso sólo quedaría bien en una versión porno
de esta historia (aunque conociéndome, ni así).
Una cosa más, algo que me toca las narices
soberanamente y quiero dejarlo claro desde ya: No soy bajita, el problema es
que la gente me ve de lejos. Y claro, las apariencias engañan.
Antes de acabar mi presentación, que por cierto
ha sido una birria y esto me lo escribo a mí misma con cariño, voy a aclarar
que no tengo hermanos, mascota de carne y hueso, amigos en mi ciudad ni un
dinosaurio púrpura que baila claqué. Nada. Y punto. Por tener no tengo ni
blackberry pero eso ya es por otra razón distinta...
Sólo me queda decir que tú, persona a la que le
gusta meterse en mis asuntos, disfrutes de la lectura y no te traumatices. Esto
último no lo digo por ti, sino por mí ya que no pienso hacerme responsable de
posibles daños psicológicos.